Lo primero es no hacer daño, pregonaba el sabio Hipócrates, considerado como “El Padre de la Medicina. El cuerpo humano es perfecto, tiene su sabiduría propia y para poder curarse se deben potenciar sus habilidades naturales y no luchar en contra de los síntomas, ya que son “la señal de advertencia” de que algo no anda bien. Para esto se debe comprender por qué se desarrollan, conocer las causas o raíces de éstos y promover la salud del organismo en base a estos datos.
Nuestro organismo tiene necesidades nutricionales diarias que son básicas, elementales e irremplazables. Estas necesidades son 60 minerales, 16 vitaminas, 12 aminoácidos y 2-3 ácidos grasos ¡todos los días! Estos son los nutrientes esenciales, la materia prima que necesitamos, que debemos obtener a través de la dieta o con suplementación nutricional. El hecho de no consumirlos todos y en cantidades adecuadas diariamente nos lleva tarde o temprano a enfermarnos. Pero ¿Podemos hoy en día obtenerlos sólo a través de la dieta?
Basta mirar un poco a nuestro alrededor y ver la crisis mundial en salud para darse cuenta de la respuesta. Enfermedades como la diabetes, Alzheimer, enfermedad cardiovascular, cáncer, osteoporosis, autismo, entre otras que antiguamente casi no existían tienen plagada hoy en día principalmente a la población occidental. Muy pocos prestan atención a la nutrición y a obtener los nutrientes esenciales todos los días. Es algo de lo que no se puede prescindir, ya que todas nuestras funciones corporales, mantención de tejidos y desarrollo desde que somos un embrión está en las manos de éstos. Son tan esenciales como el agua para no deshidratarnos. Su deficiencia (de uno o varios) es la causa de la enorme cantidad de enfermedades que está padeciendo en estos tiempos a raza humana, hay una real urgencia al respecto y la gente está siendo mal informada por los profesionales de la salud culpando a la genética de dichas enfermedades. Además, ¿Quién sabe cuántos y cuáles nutrientes consume al día?
Adicionalmente a esta deficiencia crónica de nutrientes es común que haya un altísimo consumo de sustancias tóxicas que dañan profundamente al organismo y tampoco se presta atención a este hecho, sustancias que están en la mayoría de los alimentos procesados.
Entonces ¿qué podemos esperar de la salud ante todo esto? Un buen ejemplo sería tener un automóvil, dejarle a la mitad el aceite del motor, no ponerle líquido refrigerante, a veces llenar el estanque de gasolina con aceite de maravilla y como medicina cuando comience a fallar, cortarle los cables para que deje de sonar la advertencia de recalentamiento del motor. ¡Ni un Ferrari lo aguantaría! Y eso hacemos con nuestro cuerpo cuando utilizamos fármacos en las enfermedades crónicas, así de descabellado.
A comienzos de los años ’30 se descubrió el fascinante mundo de las bacterias, y si bien se descubrieron muchas enfermedades relacionadas con las bacterias, también se creía que muchas enfermedades mentales y crónicas eran producto de las ellas. Después de la Segunda Guerra Mundial, alrededor de los años ´50 se descubrieron los virus y se comenzó a atribuir la mayoría de las enfermedades a estos, tal como con las bacterias en los años ‘30. Cerca del año 2000 se descubrió el mapa genético y hasta el día de hoy, sin tener un fundamento consistente se atribuyen las enfermedades crónicas a la genética de cada individuo. ¿No les parece ahora conocida la historia?
Dr. Augusto Cura C
Concepción, Chile.